25 de diciembre de 2014

La magnífica magia navideña.


Esta mañana al levantarme, tenía bajo el árbol un bote industrial de Nutella. 1000 gramos para ser exactos. Eso y un montón de bombones lindor, que por cierto son mis bombones favoritos, además de un par de chocolatinas. ¿Ha podido Papá Noel ser más cruel conmigo?

Quitando el chocolate, he tenido también un libro (Que yo mismo escogí), y un juego de gel y desodorante, que para rizar el rizo, huelen a chocolate. También he tenido la indecencia de ponerme bajo el árbol un regalo de mi parte, lo cual no sé si es demasiado cutre hasta para mi, pero el caso es que preveo unas navidades demasiado feas, como lo fueron los años anteriores (Y este Papá Noel ha superado con creces todos los regalos de las navidades pasadas). No me quejo.

Noto como la ilusión por las navidades se me ha ido quitando poco a poco. Siempre me han encantado estas fechas, los adornos, los villancicos, el ambiente de las calles, los regalos, las reuniones de la familia .... y ahora nada. De hecho ayer estaba deseando que terminara la cena. Una cena grasienta. Una cena grasienta de la que además no te puedes librar. Ya sabéis.

Las navidades son ahora unas fechas más. Este año no las he esperado nada de nada (Bueno, he esperado las vacaciones. Mucho, de hecho). Esta mañana mi hermana pequeña entró en mi habitación para que fuera a por mis regalos (Ya ves tú que ilusión regalos que tu mismo colocas bajo el árbol y que además tu mismo has visto anteriormente), pero me dí la vuelta en la cama y seguí durmiendo un rato. En eso se ha convertido mi ilusión.

En fin. Ahora llevo todo el día en la cama, diciendo que tengo dolor de barriga, y sin comer desde anoche. Lo del dolor de barriga no es mentira, de hecho, pero tampoco me duele tanto como para no engullir. Las cenas navideñas hacen que me sienta absurdamente culpable. Y esta ha sido solo la primera. Fantastic.

2 comentarios:

  1. Totalmente, yo trato de esquivar ese sentimiento de culpa, de grasaza, de asqueamiento vital y trato de llenar el vacío con algo que no sea comida, aunque la puta lavadora gruña y pida más, le das para que se calle y luego vuelve a protestar; esta vez para putearte y decirte que te duele y que no lo quiere digerir.
    Qué decir, que te entiendo.
    Y ya tienes a una más enganchada por aquí; mola tu forma de escribir.

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  2. Primer comentario que recibo, guay.

    Yo intento no comer mucho estos días, o al menos intentar evitar a toda consta las cosas especialmente grasientas que caracterizan estas familiares fechas. De todos modos supongo que es inevitable el tener que engullir cosas que no queremos en algún momento, aunque el sentimiento de culpa siempre está ahí. Y es una putada.

    Muchas gracias por tu comentario y por el cumplido. ¡Nos vemos!

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