10 de septiembre de 2020

Récord (AKA "¿Mi vida amorosa?" Capítulo 2)

 


Estaba quitándome las lentillas y al lavarme la cara, me he quedado un rato observando mi propio rostro. Os juraría aquí mismo que me ha devuelto la mirada. O me la he devuelto yo mismo. No lo sé. Ha sido durante un segundo, y cuando mi propia mirada se ha ido lo único que me ha dejado es la duda de si estoy delirando o simplemente muy colocado. 

    Llevo unos días más raros de lo normal. Del punto de que no soy el mismo del domingo, ni del lunes, ni de ningún otro día. La versión de mí mismo que está escribiendo esto ahora nunca ha existido en ningún otro momento que este. De alguna manera me siento otra persona. Hay algo en mí que ha hecho click y no soy capaz de reconocerme. Ni en el color de mis ojos ni en el interior de mi propia cabeza. 

    Pluf. De la tarde a la noche. Hoy renaces, mañana también. Sin garantía de que la versión 2.0 será mejor que la piel de serpiente que has dejado en la cama al despertarte. 

    Iba a escribir que no sé cuál es el detonante de este afluente en mi vida, pero en realidad al pensarlo más detenidamente, quizás sea algo que se ha ido cociendo entre bastidores. 

    En el sentido afectivo-sexual de mi vida hasta el momento, nunca he sido una superestrella. Tampoco diría que soy el más tonto de la clase, pero siempre es un área que me cuesta mucho manejar. Soy consciente de que se debe a mi problema con la idea de que soy un ser humano que merece querer y dejarse querer. Aún sigo arrastrando asignaturas de primer curso. 

    El terreno afectivo de mi vida da para hablar durante bastante rato, pero no es ese el punto al que quiero llegar hoy. Estoy aquí para hablar de mi vida sexual (aunque inevitablemente no pueda desenvolverla del todo del terreno afectivo -quizás ese el punto máximo al que quiero llegar-). 

    En el instituto todo el tema afectivo-sexual pues bastante escaso. Mi primera vez fue en San Valentín del 2015, o sea, mi último año de instituto, o sea segundo de bachillerato (hable sobre ello en algún momento en este blog). Con ese chico tuve un rollete que se postergó varios meses, pero fueron siempre encuentros casuales, salíamos de fiesta por los mismos lugares, de vez en cuando coincidíamos y cuando nos encontrábamos, pues eso. Sin más complicación que esa. Ahora desde la distancia lo veo bastante claro (la lectora Elisa lo dice bastante claro en su comentario, es una lástima que recibiera su consejo a destiempo), pero en el momento tenía una especie de crush con él, causado por mi oscura necesidad de que me quieran en un plano romántico. 

    Siempre he tenido idealizado el amor, aquí donde me veis. El tiempo me ha ayudado a ser más crítico en este sentido. Es la lección más importante que saco de la primera y única vez que me he enamorado en la vida. El amor no todo lo puede. Y de una forma u otra siempre termina por hacer daño. Hablé de este chico en una entrada. Lo conocí en la facultad. Y no voy a explayarme demasiado porque es uno de los grandes puntos de inflexión en mi vida y quiero darle el espacio que se merece como tal, no es el punto al que quiero llegar hoy. El caso es que mi relación con este chico fue simplemente platónica. Jamás pasó nada físico entre nosotros. Pero esa conexión... dios. Jamás he sido tan feliz en mi vida que enamorado de este señor. Y nunca lo he pasado peor que cuando la burbuja estalló. Y mira que la he pasado putas. Nunca he deseado tanto morir. La época de 'amor' fue entre el final del 2015 y el 2017 ¿(quizás estaba tan enamorado que por eso no escribí ninguna mierda en 2016 en este sitio? en el 2017 lo mencioné aquí).

    El chico de la facultad me llenó el cerebro de oxitocina y vasopresina y se me quitaron hasta las ganas de morirme. Cuando se fue, me quedé mucho mas roto que cuando me recogió. Y claro, pues eso ha afectado en gran medida a mi vida afectivo-sexual, por un lado porque cuando estaba enamorado, no tenía ojos, alma ni mente para otra persona que fuera él (se me fue mucho la perola, también tengo que decirlo), y por el otro porque cuando me quedé hecho polvo y ha sido un trabajo de reconstrucción tan tan arduo que a lo mejor ni lo cuento, no tenía energías, alma ni mente para otra cosa que no fuera yo. Esta es una de las grandes razones por las que escapé a Francia a finales del 2018. 

    En Francia estuve con T*nder y Gr*ndr en búsqueda de aventuras, pero la verdad es que mucha suerte no tuve. Hay otras fuerzas detrás de eso, el idioma, la inseguridad, el miedo, la timidez... Pero así en general poca cosa. Cuando vivía allí iba a un centro de actividades a recibir clases de Francés para Extranjeros. Allí había un muchacho que nada más que llegué pensé 'me ha mirado de arriba a bajo, este es gay fijo'. Y una noche estaba ciego hinchándome a galletas con pepitas de chocolate y avellana deslizando a la derecha y a la izquierda en mi aplicación de ligues, y ta-dá, ahí estaba el chico de la clase de idiomas. 

    Evidentemente deslicé a la derecha, y match! y nada, charla insípida y un día en un evento universitario (al que yo, en búsqueda de ocio con gente de mi edad, me colaba con mi compañera alemana), pues empezó a hablarme y a decirme que si quería besarme, que si nosequé y yo pues bueno, vale. Esa noche nos liamos, y tuvimos un par de encuentros sexuales en los baños de las clases. Pero la verdad es que no fueron especialmente satisfactorias. Además, él no hablaba español ni inglés, y yo no tengo ni idea de árabe. Y claro, los dos estábamos aprendiendo francés para principiantes, por lo que tampoco es que fuera muy útil. Había una barrera linguística importante. El muchacho era bastante guapo, la verdad, pero me aburría (como siempre me aburro de todo), tanto en un plano emocional como en un plano físico. Así que simplemente dejé de tener esos encuentros con él. 

    Durante las navidades, bajé a España (llevaba allí unos 3 meses y volvía para estar 8 meses más). Aquí tuve un drama muy gordo con la chica que era mi mejor amiga y con el que era su novio. En algún momento hablaré de todo esto en detalle, porque tiene miga también. El caso es que durante esas navidades, un día estando muy muy borrachos, el chico este y yo pues nos liamos. Y eso pues desencadenó otra tormenta en mi vida

    Durante mi tiempo en Francia escribía un diario, a lo mejor algún día consigo el valor como para compartirlo aquí. Insertar esas páginas en la historia de mi vida y convertir de este, mi reino, una biblioteca. 

    Con el chico este, el que era novio de la que era mi mejor amiga... ahí quizás llegué a verle las orejas al lobo del amor a pesar de haberme considerado incapaz de volver a querer después del chico de la facultad (que coñazo esto de no escribir nombres). Fue precisamente por el palo del chico de la universidad por lo que me prohibí caer en las redes de un heterosexual confuso nunca más y creo que supe gestionarlo de una manera rápida, madura y discreta. 

    Después de volver de Francia (donde seguían latentes los sentimientos confusos por el que era novio de la que era mi mejor amiga) y tengo que confesar que desde mucho antes, he estado teniendo un rollito sexual con el que era mi amigonemigo en el instituto. Un rollo muy raro, tóxico y del que si digo la verdad, no me siento orgulloso para nada. 

    Este chico tiene novio, que por supuesto, no sabe nada de nuestro rollito. Aquí, simplificado, quizás pueda estar dando imagen de rompeparejas, pero quiero romper una lanza en mi favor y decir que en este caso nos traíamos esto entre manos desde antes de que se emparejara y que él es más culpable que yo, y que con el otro chico, la situación es muchísimo más compleja de lo que he pintado. No me juzguen hasta que cuente la historia. 

    El caso es que el chico este es la relación sexual más duradera que he tenido en mi vida, lo cual sí que es igual de triste como parece. Además, en este momento concreto, él está especialmente raro. Tengo la sospecha de que se está colando por mí y es una idea que me perturba. Quiero salir de este bucle culpable-sexual en el que estoy enrollado, porque al chaval lo quiero mucho pero no lo quiero de una manera diferente a lo que hay ahora. Estoy en vías de tener fuerza de voluntad y salir de aquí. 

    Desde que volví, he estado en búsqueda de alguien. Eternamente, en las app arriba mencionadas, y aunque ha habido algún que otro match interesante, nunca me he atrevido a dar el paso. 

    Estaba más enfocado en el plano sentimental que en el sexual. Y ambos son pendientes resbaladizas para mí. El amor me anula como persona, y el sexo se me hace incómodo cargando tantas inseguridades como cargo. 

    Además el flirteo es algo para lo que no tengo talento (aunque tenga un montón de herramientas para cualquier otro vínculo emocional). Siempre había renegado de la frase 'si no follas es porque no quieres'. Pero ahora, la versión de mí mismo que está soltando este ladrillo, ha aceptado que es completamente cierta. 

    No follaba porque no quería. 

    El lunes llegué a casa más temprano de lo normal. Cené en casa de una amiga mía, y después me fui con el grupo de chavales con los que me estoy juntando en verano. Ese día no estaba mi BFF y hubo movida en el barrio. Estaba cansado, un poco aburrido, y no tenía ganas de verle la cara a la policía, así que me fui a casa. Me quité las lentillas, me acomodé, y no sé, no me apetecía hacer absolutamente nada. Estaba un poco plof sin razón alguna (como la mayoría de veces que me pongo plof: mi mente hace plof haya razón o no la haya). 

    Y ahí comenzó la vorágine en la que me encuentro sumido. 

    He escrito un montón y no me apetece escribir más ahora. Estoy cansado y me duele la espalda. Prometo solemnemente no dejar con la intriga a aquel que haya conseguido llegar hasta aquí. No soy tan cruel. 

    Estoy exhausto mentalmente. 

    Quizás no tendría que haberme ido tanto por las ramas. 

    Quizás debería ir siempre al grano. 

    Quizás era mejor el lunes. 

    Quizás el miércoles sea una mariposa. 

2 comentarios:

  1. Heyyy...lo primero: me alegro muchísimo de que estés en un punto diferente al que estabas la última vez que te leí. Bravo por ti.
    Ya en segundo lugar,es cierto que parecemos coordinados; será porque siempre leo a la gente cuando me da por escribir algo o viceversa.
    Oye, por lo que cuentas ni tan mal, ¿no?. Que para andar en esas apps hay que tener bastante valentía. Espero que te siga yendo bien y que no te sobreexpongas. Me refiero a lo de "mi oscura necesidad de que me quieran en un plano romántico" ; es decir...joder, que es una pena que te sientas así o que esa vez lo pasases tan terriblemente mal cuando terminó. Da bronca ver que la mejor forma de ser amado haga daño. Bueno , ya sabes desde el lado del que lee parece todo más fácil ¿no?.

    Te sigo leyendo. Cuídate mucho, un beso.

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    1. ¡Hola, Elisa!

      Me alegro de que los astros se nos hayan alineado. No sé durante cuanto, pero bueno, ha sido agradable compartir espacio-tiempo contigo.

      La verdad es que sí, teniendo en cuenta los pozos en los que me he movido siempre, no estoy para nada mal en este momento. Aunque soy un poco veleta y mis estados mentales viran con facilidad. Coincide con que estoy adelgazando de nuevo (sin meterme en berenjenales, esta vez puramente a base de comer bien y hacer un poquito más de ejercicio) y todo esto es un poco un síntoma de ello.

      Al final de una manera u otra nuestros estados mentales siempre van a estar relacionados con el número de la báscula por mucho camino que recorramos y aunque haya dejado de afectarnos de la misma manera que nos afectaba antes.

      Todo el tema del desengaño amoroso... pues bueno, el palo más grande que me he llevado nunca. Sin más. Y me ha dejado muchas secuelas sobre las que sigo trabajando a día de hoy, aunque suene un poco dramático.

      Pero bueno, no nos queda otra que ver a dónde nos lleva la vida.

      Espero que haya algún lugar bonito para nosotros al final de esta senda.

      Un beso, Elisa. Un placer tenerte por aquí. Cuídate tú también.

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